Marco Histórico

El narrador y periodista Ramon Amaya Amador nos traslada mediante su novela al año de 1958, relatos que están basado en la vida de los hermanos Cano, y que salió el mundo de la literatura como Los Brujos de Ilamtepeque.

Ilamtepeque, así como Tegucigalpa y Comayagua también forma parte de la historia del país, lugar donde se tejen muchas historias, como precisamente la de los hermanos Cipriano y Doroteo Cano.

Son dos ex Hermanos soldado que formaron parte del ejército de Francisco Morazán con preparación tanto como lo militar como leer y escribir, lo que los distinguía de la demás ciudadanía en general. La situación de su actualidad nos relata la gran ignorancia y la reacción oligárquica del pueblo en que viven sin darse cuenta y que estaban expuestos a un sometimiento forzado. Los hermanos canos representaban lo gente pobre del pueblo, se dieron cuenta de lo acontecido, su inutilidad en definitiva del gesto liberador (intento de alfabetización popular emprendido por los Cano crenado escuelas cerca de la plaza, acción que les fue negada por Gervasio Lázaro, Antonio Troches, Juan Anteportam, y la gente que está a cargo de manejar el pueblo, representan el sector rico).

El planteamiento y el mensaje político- social, están plasmados rotundamente en la obra del malogrado autor de Prisión Verde. Debido a sus acciones fueron tildados como brujos o hereje (contrario a la religión católica que generalmente eran penados por el fusilamiento o quemado) además los representantes del pueblo se manifestaron mostrando desacuerdos porque tenían filosofías del Morazán. Como es lógico, el contexto de Amaya Amador, por pertenecer a ella, no supera el habitual maniqueísmo de la Novela latinoamericana tradicional. El lector sabe, a través de la narración pasiva y lineal, que los hermanos Cano no poseen otra sobrenaturalidad que la imaginada por las mentes calenturientas de sus verdugos; que la verdadera causa de su muerte la constituyen sus afanes por destruir la opresión y, en gran parte, su afortunada capacidad para el amor, que la envidia e intransigencia circundantes.

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